Era un
día muy bonito donde el señor sol resplandecía con mucha alegría. Era
uno de esos días de primavera donde todo toma un lindo color y por supuesto hay muchos cambios a
nuestro alrededor. Entre todas las hermosas flores y grandes árboles vivían
muchos insectos, estaban las hormigas
que eran reconocidas por ser muy trabajadoras. También se encontraban las abejas que iban de flor en
flor colectando un rico jugo para luego convertirla en miel mmmmmm, que rico.
En fin habían mucha variedad de insectos que iban de prisa de un lado para otro haciendo su labor, como la
primavera había comenzado había mucho por hacer. Pero de
pronto llegó un gusanito que se arrastraba por todo el jardín y solo se posaba
en las hojas para comer y comer, eso
causaba mucho disgusto a los otros insectos.
“Pero mira que perezoso es esa oruga, tras que es muy fea
tampoco hace nada solo come y come”
decía una hormiga. “Si, yo no se
como ella puede vivir una vida
así” le comento un saltamontes. “Además, solo se arrastra por todo
lugar, que desagradable “decía una abeja muy delicada. Los demás insectos no
paraban de hablar de la pobre oruga lo que
hizo que tales comentarios llegaran a los oídos de la oruga. La oruga muy triste observaba como la juzgaban y
la señalaban y poco a poco se alejo para
que ya no hablaran de ella. Durante el camino ella lloraba y decía: ¿Por qué
soy diferente, porque no puedo tener unas patitas que me pueda llevar ligero a
mi destino? ¿Porque no puedo hacer algo útil como una hormiga o tal vez una abeja? Y continúo
arrastrándose hasta que llego a un chaco y quiso mirar su físico. ¿Por qué soy
tan fea? “No tengo nada de bonito, ni
siquiera un color que me distinga de las ramas o la tierra, ya no quiero vivir
así mi vida no tiene sentido”,
decía la
oruguita muy desconsolada.
Ya era de noche y todavía sollozaba por tanto
que había llorado. De pronto escucho que alguien se al cercaba y cantaba una
canción. “Yo tengo gozo, gozo, gozo, gozo y es tan hermoso que mi alma canta….
Hola linda oruguita, ¿Cómo estas? La oruguita miraba a todos lados para ver si el cucubano le hablaba alguien
detrás de ella. ¿Tú me hablas a mí? Le dijo la oruguita. “Si, a ti te hablo” le
contesto el cucubano. “Yo no soy linda, señor cucubano mi aspecto es muy feo y
desagradable” decía la oruguita muy triste. No digas eso oruguita tu eres muy
bonita y muy especial, dijo el cucubano.
Pues claro, usted
dice eso y tiene mucho motivo de
tener mucho, gozo, gozo, gozo como decía
su canción porque usted si
es hermoso, mire esa luz maravillosa que usted tiene, estoy segura que muchos insecto lo admiran y hasta
quisieran ser como usted, dijo la
oruguita .
Oruguita te diré
algo muy importante. Todos somos muy bonitos y muy especiales porque somos
hechos por un gran artista, dijo el
cucubano. ¿Por un artista? Preguntaba la
oruguita. Si un artista, él creo todo lo que tu puedes ver a tu alrededor y
todo lo hizo en un orden muy
cuidadosamente. El es nuestro creador y el hizo
todo de la nada, pero el le puso
todo su amor para que fuera perfecto. Nuestro creador hizo todo con propósito y aun mas creo muchas cosas que
al parecer no tienen un sentido pero son muy importante ¿y es que sabes
oruguita? nuestro creador no solo nos
mira por fuera sino por dentro también, de manera que aprendamos a no sobre estimar
a nadie por lo que vemos por fuera. Dios ha puesto un don en cada uno de nosotros, algo muy especial.
Oruguita, tal vez
tu no miras lo bonito que Dios ha puesto
en ti, solo vez lo que han dicho de ti
todo los demás, pero si le pides a nuestro creador que te permita mirarte como
el lo haces te sorprenderás muchísimo; decía
muy emocionado el cucubano.
Wow, ¡nunca había
escuchado de nuestro creador, pero si le voy a pedir que me deje mirar como el me mira! Gracias señor
cucubano, adiós; se despedía muy contenta la oruguita al haber encontrado una
razón para sentirse mejor consigo misma.
El cucubanos se retiraba alumbrando a todo
su alrededor no solo con su luz sino con
la luz que su creador había puesto en el y continuaba cantando “yo
tengo gozo, gozo, gozo, gozo” hasta llegar tan lejos de no escuchaba más.
La oruguita buscó
un lugar muy especial, la hoja mas grande y mas bonita que pudo encontrar y
allí comenzó a orar al creador; “Dios, nuestro creador no te conocía pero hoy
me hablaron de ti, me dijeron que tú nos hiciste y que nos hiciste
con mucho amor. También me dijeron que
todo lo que tú has creado tiene
un propósito aunque de pronto no se vea muy bonito, porque tu miras lo bonito
que hay dentro de nosotros, Señor
ayúdame a mirarme como tu lo haces y a
encontrar eso bonito que hay dentro de mi; oraba la oruguita en voz baja hasta quedarse dormidita.
Al día
siguiente la oruguita se dio cuenta que
estaba atrapada en una bolsa y que ya ni se podía arrastrar, ella no entendía
pero estaba vez no temía porque se había acordado que el creador tenia un
propósito para todo lo que era su creación. De pronto ella sintió un deseo de estirarse
y estirarse, ella sentía como si algo
grandioso estaba sucediendo dentro de ella. De nuevo pudo volver a ver la luz del día, pero esta vez ella no se
arrastraba sino que volaba. Wow, exclamaba la mariposa. Estoy volando jipii no
podía contener la alegría que sentía al
ver el mundo de otra manera. Entonces la mariposita vio el charco de agua que
se había mirado un tiempo atrás y volvió y se miro y su asombro fue mucho mayor
al mirar lo maravilloso que había sucedido. ‘¿Yo soy?, ¡si yo soy! que grandioso
miras mis colores, mira mis alas, me veo tan elegante, en verdad que Dios nos mira de una manera hermosa y
menos imaginada, quiero volar y lucir mis
colores y dejarles saber a todos que no es lo que miramos afuera sino lo que hay adentro y para eso hay que mirar como el
creador lo hace.
Autora: Dimary Lasso
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